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Problemas a distancia relacionados con la salud dental: 5 casos reales

Cómo la salud de la boca puede afectar a la salud del resto del cuerpo es un tema en el que insisto mucho con mis pacientes.

En mi último post, te compartía una charla que tuvimos con Curaprox Spain donde comentamos la relación directa entre salud oral y problemas cardíacos, diabetes y Alzhemier, entre otros.

Cada vez más estudios avalan este vínculo boca-cuerpo. Desde la Clínica Mayo hasta la Harvard Medical School, mucho se ha escrito y se escribe sobre esta conexión.

Seguramente, sea por desconocimiento, porque no se habla suficiente de este tema en las clínicas dentales, o bien porque percibimos nuestra boca como una parte aislada de nuestro cuerpo. Sea como sea, el vínculo es real.

La relación entre la boca y el resto del organismo

Hay una frase que me encanta del Dr. Todd Bertman, de la Advanced Dental Arts de Nueva York, que dice: “Tu boca es lo que conecta a tu cuerpo con el mundo”. Este mismo especialista habla de “la increíble conexión entre tu boca y tu cuerpo”.

Y añade que “cuanto más cuides tu salud dental, más agradecido estará el resto de tu cuerpo.”

A continuación, te comparto 5 casos de la relación boca-cuerpo de mis pacientes y de personas que conozco (que no son pacientes nuestras). A priori, no dirías nunca que la boca podía ser el origen de su malestar.

De una dureza en el pie a una molestia dental

Nos contactó una paciente para pedir visita. Le habíamos puesto una prótesis dental en septiembre 2021. Todo había ido de maravilla. Hasta enero de 2022 en que le había empezado a molestar.

Cuando vino a visitarse, la molestia estaba en remisión. Nos contó que había ido al podólogo y que le había quitado una dureza. Como le dolía la zona de la dureza, no caminaba bien, y no había podido venir antes.

Cuando vino a vernos, ya caminaba mejor. Y la boca le había dejado de molestar.

Así que, antes de que pudiera echarle un vistazo, me dijo: “Laura, si ves que todo está bien, no me toques la prótesis porque ya no me molesta”.

¿Ves el vínculo boca-cuerpo? Nuestra paciente también lo vio y se quedó asombrada.

Pérdida auditiva y articulación temporomandibular

Una paciente nuestra tenía una pérdida auditiva del 40%. El otorrino, entre otras cosas, le había dicho que era a causa de la articulación temporomandibular (ATM), la que nos permite abrir y cerrar la boca.

En una visita el año anterior, le recomendamos hacerse un tratamiento, ya que observamos síntomas relacionados con un problema en la ATM. Pero no lo hizo.

Esta articulación esta justo al lado del oído, por lo que cualquier inflamación, traumatismo, degeneración en la ATM… puede repercutir en el sistema auditivo.

  • Muchas personas que aprietan los dientes tienen dolor de oído, que pueden confundir con otitis.
  • O bien, escuchan ruidos al abrir y cerrar la boca, o, incluso, sin hacer nada.
  • También, se dan casos de acúfenos (el típico pitido que te queda en el oído cuando sales de una discoteca).
  • Asimismo, pueden aparecer vértigos y, como ya hemos visto, pérdida auditiva.

En una revisión donde palpamos musculatura, valoramos los movimientos mandibulares y preguntamos acerca de sintomatología relacionada. Así, podemos poner en evidencia factores de riesgo y hacer tratamiento, en caso de que sea necesario.

Pérdida capilar e infección dental cronificada

Un amigo mío estaba perdiendo pelo de manera que no parecía natural por la edad, cosa que le desesperaba. Visitó a varios especialistas (medicina general, nutricionista, dermatólogo, psicólogo…) pero, tras muchos tratamientos sin resultado, se dio por vencido. Y es que no daban con la causa.

Un día le pregunté si iba al dentista a sus revisiones y me comentó que sí, que, además, estaba en tratamiento actualmente porque había una muela que se resistía a estar bien. A mí me sonó una alarma y, como no se visitaba conmigo (somos del mismo pueblo y yo trabajo a 30km de casa), le pedí que viniera a mi consulta simplemente para hacer una exploración por si le podíamos ayudar.

Así, descubrimos:

Que no solo la muela que me decía que se resistía a estar bien estaba mal, sino que la muela adyacente también. Ambas tenían una infección cronificada.

Me contó que hacía 2 años que intentaban mejorarle el estado de la muela, pero que después de infinitas visitas le dijeron que como no dolía y podía masticar por la zona, mantendrían la muela con lesión y realizarían controles periódicos para ver si cambiaba

Mi recomendación fue clara: o se realizaba algún tratamiento para sanar la lesión o se deberían extraer, porque un diente en mal estado, a pesar de no dar un problema local, puede dar un problema a distancia…

Tiempo después, me encontré a mi amigo paseando y, entre otras cosas, tenía más pelo. Le había vuelto el vello en las cejas, no tenía clapas en la barba ni en la cabeza.

Le pregunté qué había hecho finalmente y me dijo que absolutamente nada. Que dejó de pensar en ello y se recuperó solo. También le pregunté por sus muelas. ¿Sabéis lo que había hecho? Hizo caso a mi recomendación y se había extraído las muelas hacía 2 meses.

Él, como muchos pacientes, y porqué no decirlo, compañeros y compañeras de profesión, se sorprenden con la asociación boca-cuerpo. Pero, cada día existe más evidencia de que nuestro cuerpo no funciona como una zona independiente y que una infección/inflamación a distancia puede dar a nuestro organismo una alerta que provoca una respuesta.

Esta respuesta puede ser acertada o afectar a otras zonas como el folículo piloso y provocar una alopecia. Lo cierto es que no deberíamos dar por hecho que una lesión visible en boca solo debe tratarse si está asociada a una sintomatología clara o si la lesión se expande y afecta visiblemente a otros tejidos.

Dolor de rodilla, fascitis plantar y falta de diente

El familiar de una compañera vino a nuestra consulta para hacer una revisión rutinaria. En la primera visita detectamos una maloclusión* y falta de un diente, que provocaban que el paciente habitualmente comiera por el lado izquierdo.

En la primera visita, me gusta hacer una anamnesis* extensa. Muchas veces, mis pacientes se sorprenden de que les pregunte tantas cosas. Generalmente, todo está en orden, pero existen ocasiones en las que no y, además, el problema se puede relacionar con una afectación bucodental.

Este paciente estaba genial en general, no tenía ninguna afectación ni lesión aparente o nada que nos hiciera sospechar.

Le recomendé colocar un implante en la zona de diente ausente y aceptó. Así que, después de acabar el tratamiento, estaba muy contento porque comía mucho mejor y ahora podía hacerlo por ambos lados. Pero eso es lo que pasa habitualmente, así que, hasta aquí, todo normal.

Días más tarde, mi compañera, que está normalmente conmigo en las primeras visitas y durante y después del tratamiento me dijo:

¿Sabes qué? (su familiar) sí que tenía un problema que no recordó mencionar en la primera visita porque hacía mucho tiempo que convivía con él y no le limitaba su día a día (sólo si debía hacer sobreesfuerzo o deporte). Pues ayer, le pregunté que cómo iba de su rodilla y justo se dio cuenta de que estaba realmente mejor. Al igual que su fascitis plantar. Y, todo ello, poco después de colocarle el diente y empezar a comer bien.

A mí no me hizo falta diagnosticar ni relacionar nada. Lo hizo parte de mi equipo y me encanta ver como el mensaje se expande.

*Maloclusión: cualquier alteración del crecimiento óseo del maxilar o de la mandíbula y/o posición de los dientes que nos impiden masticar correctamente 

*Anamnesis: datos que se recogen en la historia clínica de un paciente con un objetivo diagnóstico

Dolor en un brazo e inflamación dental

Hace bastante tiempo, vino a mi consulta un señor que era profesor y solía utilizar la pizarra para acompañar sus explicaciones.

Vino a la primera visita por una urgencia: tenía una inflamación y un dolor horrible en una muela y quería que le diera medicación para poder ir a trabajar.

Durante la anamnesis, me sorprendió descubrir que desde hacía un par de semanas tomaba antiinflamatorios porque le dolía un brazo y casi no podía escribir en la pizarra.

Quizás, por eso, no había venido antes de que se le inflamara tanto la cara.

En la exploración, descubrimos un molar previamente tratado con una endodoncia (le habían matado el nervio) que tenía movilidad y le dolía al presionarlo. Además, tenía una gran inflamación a su alrededor.

Propusimos dar medicación urgente y volver a tratar el molar en cuestión, pero el paciente se negó en rotundo porque recordaba una experiencia fatal con ese tratamiento en concreto. Al final, permitió que le hiciéramos la extracción y, a la semana aproximadamente, se solucionó su problema dental.

Después de haber visto los casos comentados, no debería sorprendernos el hecho de que, en 10 días, había dejado de tomar antiinflamatorio para el brazo y volvía a escribir de manera normal en la pizarra.

Trabajar una odontología focalizada en el bienestar general

Podríamos escribir un libro (de hecho, ya los hay) con la cantidad de casos que relacionan boca y cuerpo. Y podríamos decir que son casualidades, porque eso es lo que se ha dicho durante mucho tiempo.

Sin embargo, yo sigo tratando a mis pacientes de la forma que me parece más adecuada para cada uno, sin generalizar, protocolizando lo necesario, siempre siguiendo las bases y los conocimientos adquiridos durante toda mi formación (que sigue en marcha).

Sin hacer nada que no haría cualquiera de mis compañeros/as, pero poniendo en valor la relación que existe entre la boca y el resto del organismo. Cada día leemos más publicaciones al respecto y me hace especial ilusión ver que cada vez somos más los y las que trabajamos este tipo de odontología más focalizada en el bienestar general y no tanto en el tratamiento local de los dientes.