Mis pacientes me conocen como Laura.

Soy odontóloga porque de pequeña escuchaba a mis padres quejarse de molestias dentales. Así que decidí estudiar odontología. Hoy, me dedico a esta disciplina en cuerpo y alma.

En mi clínica dental escucho, atiendo y entiendo a mis pacientes. Y cuido su boca como pieza fundamental de un cuerpo sano.

Para tratar tu boca, primero tengo que conocerte a ti.

Mi especialidad son los pacientes que tienen miedo de venir al dentista. Si es tu caso, te cuento cómo lo vamos a cambiar.

Acudir al dentista tiene que ser una experiencia gratificante. Y me dirás, «sí, Laura, pero no es muy agradable». Haré todo lo que esté en mi mano para que lo sea. Quiero que sientas que, cada mejora en tus dientes, es un paso más en tu calidad de vida.

Te voy a escuchar y acompañar en el proceso.

Sí, has leído bien. Tú controlas cómo te quieres sentir.

¿Prefieres no escuchar el sonido del instrumental mientras trabajamos? Te pondré unos auriculares para que escuches nuestra playlist de música relajante.

¿El “olor a dentista” te produce cierta ansiedad? En la consulta utilizamos aceites esenciales calmantes, que actúan sobre el sistema nervioso y disminuyen el nivel de estrés.

Y, lo más importante. Tendrás la confianza para decirnos lo que quieras. Siempre te atenderemos las mismas personas. Ya verás que acabaremos siendo como de la familia.

Quiero que visualices tu salud bucal como una rueda. Una rueda que gira sin detenerse. Con 4 fases distintas que se van sucediendo: preventiva, higiénica, conservadora y rehabilitadora.

Cuando vengas a visitarte, pondremos en marcha esta rueda y haremos que empiece a girar en función de lo que necesite tu boca.

Así, trataremos lo que te molesta ahora y evitaremos o disminuiremos lo que pueda venir en el futuro.